Sendas de Arnua
Arnua: un nombre de leyenda vadiniense
Arnua: un nombre de leyenda vadiniense
Sendas de Arnua nace con el propósito de mostrar una forma de vida. Creemos que la mejor manera de vincularse con nuestra tierra, su exclusiva fauna y su imponente paisaje, es sin lugar a duda a través del conocimiento de sus costumbres, historia y raíces más ancestrales.
Diseñamos experiencias únicas y a medida, repletas de momentos inolvidables que harán de tu viaje un recuerdo imborrable.
Déjanos acompañarte por las sendas de la Montaña de Riaño y mostrarte de nuestra mano un mundo lleno de matices y nuevas sensaciones redescubriendo la realidad a cada instante.
Nosotros, los seres humanos, no somos meros visitantes de la Naturaleza. Somos parte integrante de ella, estamos dentro. Es el estilo de vida actual, capitaneado por la inmediatez y el ruido, lo que ha hecho que este vínculo innato se haya debilitado.
Reconectar con el medio que nos provee de todo lo necesario para vivir es una senda que hay que volver a recorrer para entender nuestro origen, y siempre que el guion de nuestra vida lo permita, regresar a el.
Llevamos en nuestro ADN la necesidad de mostrar que existen muchas maneras de vivir. Antiguas costumbres, mitos y leyendas, naturaleza, fauna y flora; toda una red de vida que merece ser preservada.
Un legado de incalculable valor que coexiste perfectamente con el progreso actual, siempre que su pilar fundamental sea el respeto al medio que permite nuestra subsistencia.
Arnua no camina sola por estas sendas; vamos de la mano de sus habitantes en todo lo que hacemos pues de otro modo sería imposible conseguir nuestro objetivo.
Si algo caracteriza a la Montaña de Riaño desde tiempos inmemoriales, es su espíritu de lucha y superación.
No te pierdas esta historia. La historia de una comunidad que ha sabido reponerse y construir un nueva red de vida, manteniendo sus costumbres y respetando y custodiando su entorno como su mejor tesoro.
Apenas unas cuantas lápidas funerarias con Vadinia ya romanizada, algún que otro resto de sus asentamientos y muy escasa documentación escrita, más allá de algún texto de historiadores del Imperio romano sobre las tribus cántabras en general, revelan el modo de vida del pueblo vadiniense.
Es en una de esas lápidas halladas en el municipio de Crémenes, donde podemos encontrar grabado el nombre de Arnua. Y es el escritor Saturnino Alonso Requejo quien, con mucho acierto, le otorga un relevante papel como madre del protagonista en su novela “Tridio Alonge, el último relincho vadiniense”.
Matriarcado de potencia infinita, la enigmática tribu vadiniense se muestra ante Roma como una comunidad de sólidos principios donde el amor y respeto a la Madre Naturaleza y sus elevados conceptos de libertad y justicia prevalecen como señas de identidad. Lucharon hasta el final con uñas y dientes por mantener inquebrantables sus valores y algo de todo ello perdura por aquí más de 2000 años después.
Sus mitos, leyendas, plantas y árboles de propiedades mágicas, fauna, imponentes bosques, manantiales y sobre todo, una comunidad con muchas historias que contar y un legado que preservar, te están esperando en la Montaña de Riaño y Mampodre.
“ ¿Acaso no es el Bosque el templo mismo donde se manifiestan las Presencias? En el talante del roble, en el remedio del tejo, en la calma del tilo, en el sueño del beleño, en la perennidad del muérdago, en la resurrección del helecho.
Sabrás un día que no hemos luchado contra los romanos para defender un yacimiento de cobre o cinabrio, si no nuestros Manes, la sacralidad de nuestra Madre Tierra y nuestra terca independencia.
También nosotros hacemos caminos para llegar a un lago o subir una majada. Pero damos mil rodeos con tal de respetar una roca o no dañar un árbol o no enturbiar la claridad de una fuente…¨
Tridio Alonge, el último relincho vadiniense.
Saturnino Alonso Requejo
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